
Te busque en lo alto de una montaña, mientras yo viajaba lentamente por la carretera de la bruma; apacible, serena y fría. El viento tocó mi mejilla, de extremo calor a helado viento que quemaba mi cara. La tierra me dio algo que en el agua se complementa, en el fuego se desintegra y en la mente se expande. Una azucarada migaja de recuerdos nos acercó, de nuevo al oírte supe que no estabas en lo alto de esa montaña, me pareció ver tus ojos en una nube, la lluvia en la ventana escribió tu nombre, percibí tu suave olor aunque abundaba más el olor a ausencia. Me sofoqué en un profundo vértigo, vagué y divagué, me acerqué y explote en pedazos de materia transparente, en este espacio que aún no te desintegra tengo sensaciones de todo y nada.
1 comentario:
Me gusta cuando las palabras sueñan y piensan por si solas, me gusta lo tripartito de las esencias me parecen hasta misteriosamente sagradas.
Me gustan los sentires cafres.-
Sigue sujetando las letras coléga querida.
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